El espionaje femenino es un fenómeno que desde los 70 lleva dándose en los Servicios de Inteligencia mundiales. En este post te responderé a la pregunta de por qué las mujeres espiamos mejor que los hombres.
Echa un vistazo a la siguiente infografía y dime si te reconoces:

Para explicarlo mejor, imagina que estás en unos grandes almacenes y tu pequeño se despista por unos instantes. Cuando te das cuenta miras angustiada a un lado y al otro, escaneas cada una de las imágenes que llegan hasta ti. Por fin lo localizas y respiras.
Lo mismo ocurre cuando tu pareja va a coger algo dentro de un armario atiborrado de objetos similares y no lo encuentra. ¿Cuánto tardas tú en localizar el bote de tomate o la camisa que él estaba buscando?
Las mujeres identificamos rápidamente las pistas que nos dicen que nuestra pareja tiene una aventura o cuándo alguien nos está mintiendo incluso antes de ambas cosas sucedan. Somos expertas en pasar desapercibidas (por ejemplo cuando no queremos encontrarnos con alguien) y cómo empatizar con la persona que tenemos enfrente para obtener la información que queremos.
¿Y si te dijera que hay una explicación lógica para todo esto?
Por qué las mujeres tenemos talentos que a los hombres les cuesta desarrollar.
Las mujeres somos el sexo débil. Por nuestra naturaleza siempre estamos pendientes de las amenazas de nuestro entorno y de las personas sospechosas.

Por todo lo anterior es lógico que las mujeres tengamos un papel destacado en el Espionaje y los Servicios de Inteligencia. .
La mujer en los Servicios de Inteligencia
La historia de la inteligencia moderna está plagada de referencias a mujeres que utilizaron su condición de mujer por el bien de su país. Son mujeres inteligentes, con una forma especial de coraje y cuya condición femenina va más allá del sexo.
Uno de los secretos mejor guardados de la CIA es que sus espías más talentosos son mujeres, sobre todo en el campo del reclutamiento, donde siempre hemos sido mayoría.
La clave para sobrevivir en el mundo del espionaje consiste en identificar amenazas y personas o situaciones de peligro y evitarlas.

Ajá, ahora ya vas teniendo más claro por qué las mujeres espiamos mejor que los hombres, ¿verdad?
La ex agente de la CIA Lindsay Moran explicó en este artículo a Forbes que las mujeres cuentan con una cualidad innata para ser espías, pues «hacemos amigos con más facilidad, analizamos mejor a los sospechosos descubriendo sus fortalezas y debilidades, y, en definitiva sabemos cómo identificar y evaluar a las fuentes »potenciales para sacarles información.
Continúa Moran diciendo que muchos de los hombres a los que reclutó para servir como agentes de la CIA, tuvieron que recibir muchas clases para aprender a escuchar y para saber obtener información de sus fuentes; algo que las mujeres no necesitaban tanto porque para nosotras son cosas casi naturales.
Es decir que para ser una agente secreto no hacen falta demasiadas dotes físicas, sino un don de gentes y una desarrollada capacidad interpretativa.
Te presento a continuación la trayectoria de 4 mujeres que rompieron la brecha en sus respectivos Servicios de Inteligencia.

MI5: Stella Rimington.
Stella Rimington fue la primera mujer que rompió la brecha de género dentro de los servicios secretos. Ocupó la dirección general del MI5 entre 1992 y 1995.
Como ella misma cuenta, «un buen espía debe combinar sus capacidades mentales, la intuición y la acción», unas actitudes que, dice, saben manejar mejor las mujeres que los hombres.
Su experiencia personal en el MI5 no siempre fue un camino fácil, pues cuando entró en la agencia en los años 70 tuvo que desenvolverse en un mundo que era eminentemente masculino.
Ahora Stella es escritora, en sus propias palabras:
Desde el momento en que empecé a pensar en escribir una novela de espionaje, supe que mi protagonista iba a ser una mujer. En cierto modo, era una respuesta a otros libros del género donde los hombres son casi siempre los personajes principales, a los James Bond o George Smiley
Stella fue la primera ocupante del cargo cuyo nombre fue revelado al público por el Gobierno, con fotografía incluida.
Me sentí muy halagada porque sé con certeza que inspiré el personaje de M interpretado por Judi Dench en el cine. En la película incluso aparecía con el mismo corte de pelo y el traje idéntico al que lucí en mi comparecencia televisiva como directora general del MI-5″
Puedes encontrar los libros de Stella Rimington en Amazon.
Cheryl Hanin: el Mossad
El espionaje femenino israelí se apuntó un éxito importante en 1986, cuando la agente del Mossad Cheryl Hanin (que usaba el pseudónimo ‘Cindy’) sedujo al ex técnico israelí y denunciante huyente, Mordechai Vanunu, para tenderle una trampa.
Cheryl Hanin fue asignada como bat leveyha, en el departamento Kaisrut del Mossad, relacionado con las embajadas israelíes. Su papel era en concreto dar cobertura, como novia o esposa, a los katsas en activo. Trabajó en muchas ciudades europeas a las que se desplazaba como ciudadana norteamericana. No se acostó con ninguno de sus «amantes» ni «maridos». En su última y más relevante misión, localizar al ex técnico israelí, dependería de ella usar sus habilidades para obligarlo a salir de Gran Bretaña.

Cindy se hizo pasar por una turista norteamericana que viajaba sola por Europa tras un penoso divorcio. Para dar credibilidad a esa parte de la historia, usó detalles de la separación de sus propios padres. La parte final de su historia incluía una «hermana» que vivía en Roma. Su orden era llevar hasta allí a Vanunu. El martes 23 de septiembre de 1986, Cheryl ben Tov se unió a un equipo de nueve katsas que ya estaban en Londres.
Con la excusa de visitar a su hermana en Roma, la agente le convenció para que viajara con ella desde Londres. Una vez en Roma, Vanunu fue drogado y secuestrado por otros agentes del Mossad y trasladado a Israel. Tras un juicio sumario, fue condenado a 18 años de prisión por revelar secretos nucleares israelíes.
Tras esta operación, Cheryl Hanin desapareció en su mundo secreto.

Paz Esteban: Centro Nacional de Inteligencia, CNI
Esta espía española entró en el CESID en el año 83.
Licenciada en Historia Antigua y Medieval, preparaba oposiciones para Archivos, Bibliotecas y Museos y había hecho ya dos de los exámenes cuando un primo de su padre que formaba parte del CESID le ofreció la posibilidad de trabajar en un ministerio. La citaron primero en un lugar, luego en otro, creía que la estaban evaluando para el Ministerio de Asuntos Exteriores. Califica de durísimas las pruebas que tuvo que superar, coincide en esa apreciación con el resto de los entrevistados, y finalmente fue aceptada y empezó a trabajar en el 83 con otras mujeres a las que dieron funciones directivas, «porque éramos licenciadas universitarias».
El día que llegó, el que iba a ser su jefe le dijo: «Esto es un servicio y a servir es a lo que vienes aquí».
Paz trabajó como analista en cuestiones internacionales y según sus propias palabras en el libro de Pilar Cernuda No sabes nada de mí:
Al poco de ingresar hice el curso general de inteligencia, pero la formación específica fue ya en el puesto de trabajo, integrada en un equipo que te enseñaba qué hacer y cómo hacerlo. Sales a la calle, buscas fuentes, contactos, conoces instituciones… Para conseguir la mejor información, la más exclusiva, que después contrastamos, procesamos y analizamos, y con ella elaboramos un informe que va al Gobierno. Informe que tiene que ser lo más completo, riguroso y objetivo posible; sin opiniones, recogiendo solo hechos contrastados y, además, condensado en poco espacio.
De lo que se trata es de dar a la autoridad los elementos de juicio que le permitan tomar decisiones. En mi caso, siempre en el ámbito internacional. ¿Instrumentos? Los fundamentales, la gente que tenemos en el extranjero y que tiene sus propias fuentes, más las que conseguimos cada uno de nosotros, más la información que nos proporcionan los procedimientos de adquisición propios del Centro y más la colaboración con otros servicios con los que compartimos unos mismos intereses, amenazas y riesgos comunes. Lo que pretendemos es acceder a la información que no es pública, la información restringida, secreta a ser posible.

Mayra Abascal: CNI.
Nació hace cincuenta y nueve años en el seno de una familia castrense.
El nombre de Mayra no fue casualidad. Su padre lo eligió por su significado «la que es maravilla», motivo por el cual años más tarde en La Casa sería bautizada como «Wonder Woman» y «DobleV» sería su nombre en clave.
Mayra amaba a los animales sobre todas las cosas, aspiraba a estudiar veterinaria y tener una clínica. Así hubiera sucedido de no ser por la bomba lapa que en 1978, su último año de instituto, sesgó para siempre la vida de sus padres.
Su vida giró y volcó ese año de 1978. En Septiembre de ese año y con la mayoría de edad cumplida, ingresó en la Academia Militar de Zaragoza ante la perplejidad y el asombro de su abuelo y el temor de su abuela.
—Ese no es sitio para una chica—le advertía la buena mujer.
—No me queda otra— les decía mientras los abrazaba con fuerza el día de la despedida.
Fragmento de El señuelo de El Irlandés
En la Academia recibiría una intensa formación militar y personal de alto nivel. La formación militar la capacitaría para el mando de unidades operativas. La formación personal la curtiría para enfrentarse al machismo de la época, que se acentuaba aún más si cabe en el sector militar donde el 95% de los militares eran hombres, y no había separación en los dormitorios y en los baños.
Fue una de las pocas mujeres a las que le permitieron infiltrarse en la banda terrorista ETA y una de las responsables (aunque muchos se nieguen a reconocerlo) de su caída, lo que le valió el ascenso a puestos que jamás habían sido ocupados por mujeres y que, por desgracia, tardarían en volver a serlo.
Años más tarde, con sus pobres abuelos henchidos de orgullo y más de un compañero muerto de envidia, fue enviada como Agregada Militar a la Embajada de Arabia Saudí, siendo esta embajada la representante en Qatar, Kuwait y Bahrein. Muchos vaticinaron que una mujer no duraría mucho en un destino así, pero Mayra encontró su sitio en el mundo y aguantó estoicamente las convulsivas guerras entre Afganistán y Rusia. Persiguió y localizó a objetivos terroristas y suministró información de valor a sus superiores. El inestable terreno la adiestró como agente táctica, operacional y experta en negociaciones (éstas desde la Embajada por razones obvias) en un país para el que la mujer estaba y está al servicio del hombre.
Mayra Abascal es un personaje al que le tengo especial cariño. Es la protagonista de mi última novela El señuelo de El Irlandés y está inspirada en mujeres de carne y hueso que pertenecieron y pertenecen al Servicio de Inteligencia Español, CNI. Iré hablando de sus logros en los próximos posts.
Sobre El señuelo de El Irlandés y su Nota final
Cuando terminé el último borrador añadí esta nota al final:
Desde la creación del CNI, antes CESID y mucho antes SECED, ninguna mujer ha ostentado el cargo de Directora. Esperemos que en un futuro cercano, una mujer pueda desempeñar este cargo por competencia, destreza y aptitud, no por el hecho de ser mujer. Dentro del CNI son muchas las mujeres competentes y aptas para este cargo, mujeres cuya carrera ha permanecido a la sombra de hombres que, por el simple hecho de serlo, disfrutan de oportunidades que para ellas están vetadas.
La protagonista, Mayra Abascal, es puramente ficticia, así como Directora. La incorporación de la mujer en el Ejército Español no fue una realidad hasta el 22 de Febrero de 1988. En la ficción, Mayra y Directora entraron en 1978. Tan solo una mujer en España ostenta el cargo de Coronel del Ejército de Tierra: Patricia Ortega fue nombrada en 2015.
Me encantaría que me dejaras un comentario con tu opinión sobre este post y el papel de la mujer en el mundo del espionaje, ¿te animas?
Fuentes:
El Mundo: Paz Esteban, la nueva gran jefa del CNI
Forbes: Why The Best Spies in Mossad And The CIA Are Women
Ok Diario: El director del CNI coloca en la seguridad del Santander a la ex número 2 de los espías
Telva: El CNI desde los ojos de su Secretaria General
EL país: La Espía perfecta
Historia Secreta del Mossad, Gordon Thomas.
No sabes nada de mí, quiénes son las espías españolas, Pilar Cernuda.